miércoles, 14 de diciembre de 2016

La piedra oscura, porque nadie puede desaparecer del todo, ¿verdad?



¡¡¡Hola perdid@s!!! En esta ocasión vengo a contaros la última obra que pude disfrutar en mi teatro de cabecera, el Teatro Principal de Zaragoza, el pasado fin de semana.  Se trata de La piedra oscura, la obra que destacó en la pasada gala de Premios Max con sus cinco premios, incluyendo mejor autor, director y obra, y que tenía tantas ganas de ver desde su estreno en la Sala Galileo de Madrid. 

 Es una obra producida por el Centro Dramático Nacional y LaZona Teatro; un texto de Alberto Conejero, bajo la dirección de Pablo Messiez, que plasma, sobre una base real que la inspira, el encuentro de dos hombres en la habitación de un hospital militar en Santander y el transcurso de una noche que hará aflorar sus sentimientos más profundos, una caída de máscaras que da lugar al encuentro de lo real, la existencia de dos corazones atormentados. 

Nada más entrar en la sala, encontramos a nuestros protagonistas inmóviles, ya en el escenario, haciendo que el ambiente se convierta en propicio para lo que vendrá.  Un montón de cáscaras de mandarina y una canción con golpes de platillo comienzan nuestra obra; “Soldadito español” resuena en la mente de Sebastián, el carcelero, (Nacho Sánchez), y una misión: vigilar hasta el amanecer a un prisionero herido, Rafael Rodríguez Rapún (Daniel Grao), estudiante de Ingeniería de Minas, secretario y ocasional actor del grupo de teatro universitario La Barraca y compañero de Federico García Lorca en los últimos años de sus vidas.

Foto: Centro Dramático Nacional

A partir de ahí nuestros protagonistas se embarcan en un viaje de redención; una petición de Rafael para que no se pierdan unos documentos, manuscritos y poemas que el mundo debe conocer, esos versos lorquianos que conformaban los “Sonetos del amor oscuro”  que tanto dicen del propio espíritu humano (que, en realidad, tardaron cincuenta años en ver la luz), y una catarsis de nuestros dos protagonistas, sobre todo en la persona de Sebastián, un adolescente (los históricamente llamados “quinta del biberón”)  “carcelero a la fuerza”, más atemorizado, incluso, por la presencia de sus superiores que el propio condenado, que sueña con ser músico.

Un diálogo lleno de ternura, que muestra la emoción en cada sílaba, con silencios que dicen más que las palabras, y en el que se puede ver el miedo y la resignación a través de nuestros protagonistas, y sobre todo el deseo de que la verdad y los secretos que se ocultan salgan a la luz.   Maravillosa interpretación de Daniel Grao, decidido y paciente a la espera de lo que sabe que está por llegar de modo ineludible, abriendo los ojos a su joven carcelero; y una extraordinariamente desgarradora interpretación de Nacho Sánchez, ese “carcelero forzado” que sueña con la música y teme a aquellos que lo manipularon para convencerlo de que su papel en esta historia es el adecuado, habiendo dejado todo atrás.

Una obra sobre la justicia, la memoria histórica y la necesidad de redención de la mano de dos grandes actores que hacen propio el sentimiento y que se ha convertido en uno de los montajes estrella de la temporada.  Una obra que tenéis que ver sí o sí, y que os aseguro que no os defraudará, que os hará pensar y sentir, y os planteará una cuestión final que redondea un gran texto… y es que “nadie puede desaparecer del todo, ¿verdad?”


LA PIEDRA OSCURA
CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL / LAZONA TEATRO
Puntuación 10 / 10

Autor.- Alberto Conejero 
Dirección.- Pablo Messiez

Reparto:
Daniel Grao.- Rafael Rodríguez Rapún
Nacho Sánchez.- Sebastián

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