¡¡¡Hola
perdid@s!!! En primer lugar quiero
disculparme con vosotr@s por la tardanza respecto al nuevo post, llevo una
temporadita en que los días deberían tener 48 horas en lugar de las habituales,
y no llego a nada… pero quiero contaros las últimas representaciones que he podido disfrutar esta temporada, porque en verano no hay mucho teatro en
Zaragoza (a ver si puedo disfrutar y contaros algún festival o similar, que si
no se me va a hacer muy largo jeje…).
Así, hoy voy a hablaros de una maravillosa obra que pude disfrutar en el
Teatro del Mercado hace un mes (más o menos).
Se
trata de Yo, Feuerbach, un enorme
texto de Tankred Dorst, en versión y
adaptación de Jordi Casanovas (del que ya os hablé en Idiota), bajo
la dirección de Antonio Simón, de la
mano de Buxman Producciones, Velvet y Festival Grec; una obra de un enorme trasfondo emocional donde dos
actores (Pedro Casablanc y Samuel Viyuela), acompañados de una
mesa y unos focos, consiguen “hipnotizar” al público logrando que se queden
anclados en sus butacas durante todo el tiempo que dura la representación,
impregnados del sentimiento que el autor pretendía transmitir.
Foto: Teatro de la Abadía |
Así,
la obra comienza en una sala de casting, Feuerbach (Pedro Casablanc), un actor consagrado que había trabajado
incesantemente en el pasado, acude a una prueba para conseguir un papel tras
unos años en los que nada se había sabido de él; una audición, para un personaje
que desconoce, frente al gran Lettau,
el director de escena. Pero el maestro
de la escena no aparece, sino que será su ayudante (Samuel Viyuela), un joven de nuestro tiempo, enganchado a un móvil
y con muchas ganas de terminar, quien haga esta prueba a un laureado actor que
desapareció y que, ahora, necesita fervientemente un nuevo papel.
Un
enorme Casablanc, como Feuerbach,
consigue acercar al público a las miserias del artista, sus desventuras y
desvaríos y su bajada a los infiernos para conseguir este trabajo, rememorando
sus laureadas interpretaciones (como Falstaff o Ricardo III) frente a un impasible asistente de casting al
que hará apreciar el valor de la vida, del trabajo bien hecho y de lo más
profundo del comportamiento humano.
A
nivel interpretativo, Casablanc está
desbordante de talento, pasando de la exacerbada alegría a la depresión más
profunda, de los momentos de locura a la cordura más lacerante, haciendo
partícipe en cada momento al espectador de sus sentimientos, de sus desengaños y de su desesperación. Una magnífica lección de interpretación que
ningún actor en ciernes debería perderse.
Como contrapunto, Samuel Viyuela
es la personalidad absolutamente contraria al anterior, una austeridad
interpretativa con un texto con una enorme esencia humana que pasa de la realidad a la
ficción a través de una fina línea que a veces llega a confundirse (de modo
intencionado); una sorpresa más que agradable pues no conocía a este actor que
llegó, incluso, a emocionarme.
Por
ello, lo único que puedo deciros es que no os perdáis esta obra si os pilla
cerca, porque una maravillosa puesta en escena con tan poco sólo puede
realizarse si existe talento y trabajo duro detrás, algo que se aprecia y que
se transmite al espectador. Enormes
interpretaciones muy recomendadas, sobre todo, como anteriormente señalé, para
todo aquel que quiera ser actor, pero también para el resto de espectadores. No
os la perdáis si tenéis ocasión, os encantará y os calará hondo, ¡palabra de
perdida!
YO, FEUERBACH
FESTIVAL GREC / VELVET / BUXMAN PRODUCCIONES
Puntuación 9 / 10
Texto.- Tankred Dorst
Versión y adaptación.- Jordi Casanovas
Dirección.- Antonio Simón
Reparto:
Pedro Casablanc.- Feuerbach
Samuel Viyuela.- Ayudante de dirección
Nuria García.- Voz en off
Web.- Yo, Feuerbach