lunes, 29 de febrero de 2016

El alcalde de Zalamea, cuando el honor y la justicia no siempre van de la mano



            Tras varios días en cartel, este fin de semana pude disfrutar en el Teatro Principal de Zaragoza de una de las más importantes obras del siglo de oro español, El alcalde de Zalamea, de la mano de la Compañía nacional de Teatro clásico, en una versión de Álvaro Tato y bajo la dirección de Helena Pimenta.  Desde que Álvaro (los que me conocéis un poco sabéis de mi admiración por él) comenzó a trabajar en este proyecto junto con Helena, le seguí la pista, esperando impaciente su llegada a Zaragoza, y al final llegó, para poder disfrutarlo durante algo más de una semana en ese teatro en que puedo llegar a sentirme “como en casa”, en mi ciudad… en nuestro Teatro Principal.


            Además de la propia obra, que ya me atraía, un espectacular elenco la convierten todavía en más atractiva.  Un enorme Carmelo Gómez en el papel protagonista (Pedro Crespo) que recita con tanta naturalidad el verso como si de la más llana prosa se tratara, y una magnífica Nuria Gallardo en la piel de su hija Isabel, papel complicado que defiende con gran solvencia, auguraban el lleno con el que me encontré al llegar al teatro.  Y qué decir de la obra de Calderón de la Barca que no sepáis…  Nos encontramos ante uno de los denominados “dramas de honor”, donde una de las partes, vilipendiada por el mero hecho de su condición social y deshonrada por aquellos que son más poderosos, lucha por recuperar esa honra perdida, en un ámbito donde todo y todos estaban a pleno servicio del rey, en todos los aspectos.  


            Comienza nuestra historia en el momento en que las tropas de Felipe II, unas tropas del antiguo tercio de Flandes y con una solera ampliamente reconocida, en su camino a Portugal y con la finalidad de ocuparlo por entenderse legitimados para ello, encabezadas por el Capitán Don Álvaro de Ataide (con una maravillosa interpretación de Jesús Noguero) se aproximan a Zalamea con la intención de pasar la noche y recuperar fuerzas, y qué mejor que en casa de uno de los villanos más poderosos (Carmelo Gómez), que además tiene una hija “en edad de merecer” (Nuria Gallardo) del que es sabida una enorme fidelidad a la institución de la Corona…  Así, esas tropas nos muestran sus andanzas y sus objetivos, así como la propia herida causada por sus actos en la honra de la hija de este villano, Pedro Crespo.

Foto: Compañía Nacional de Teatro Clásico



          Una vulneración de la honra que no está dispuesto a tolerar, y por la que decide hacer justicia y ejecutar su venganza sobre ellos, aprovechando que en la feria de los oficios había sido nombrado alcalde del pueblo, con esa vara que le da el poder para conseguir su objetivo, aunque quizá no sea lo políticamente correcto;  y con una actuación que finalmente será recompensada por el propio rey, nombrándolo alcalde de la villa de manera vitalicia.

         Maravillosas actuaciones de Don Lope de Figueroa (Joaquín Notario), que dota de una brillante réplica a nuestro protagonista; de los soldados (David Lorente, Pedro Almagro, José Carlos Cuevas, Clara Sanchís, Óscar Zafra, Egoitz Sánchez, Alberto Ferrero, Jorge Vicedo, Karol Wisniewski, Blanca Agudo), con sus andanzas y sus fiestas, e incluso sus temores; de un Juan (hijo de Pedro Crespo), encarnado magistralmente por Rafa Castejón, dispuesto a todo por limpiar el nombre de su familia; de la paciente prima de Isabel, Inés (Alba Enríquez) y de Don Mendo (Francesco Carril), hidalgo venido a menos que suspira por Isabel (Nuria Gallardo) y su criado Nuño (Álvaro de Juan) que no suspira por amor, sino por hambre, y que dotan del punto humorístico a este drama.  Todo ello aderezado con una exquisita música en directo de la mano de Rita Barber y Juan Carlos de Mulder a la guitarra.


            Me gustó mucho, soy una gran aficionada al teatro clásico y sabía que no me iba a defraudar, y menos aún si contaba con el notable toque de Álvaro Tato y Helena Pimenta, lo que la convierten en un éxito seguro, haciendo incluso que aquellos que ya habían visto la obra en ocasiones anteriores, esta vez lo hicieran con si fuera su primera vez.  Maravillosas interpretaciones que te llevan a vivir el drama que acontece junto a ellos, con una enorme presencia escénica que se enriquece tanto con la música en directo como con esos momentos “a cámara lenta” con los que la directora nos hace disfrutar, y que muestran una situación social que se repetía en aquella época, el servilismo y total obediencia a los mandatos reales, sin cuestionarlos en ningún caso, así como el abuso de los poderosos y la dicotomía moral entre justicia y honor. 


            No os lo perdáis si pasa cerca de vosotros, este alcalde de Zalamea os hará disfrutar mucho del teatro clásico, y con un elenco tan excepcional, os hará pasarlo tan bien como a mí.  Me encantó, y seguro que a vosotros también os conquista,  recomendación de “perdida”…

 EL ALCALDE DE ZALAMEA
de Calderón de la Barca
COMPAÑÍA NACIONAL DE TEATRO CLÁSICO

Versión de Álvaro Tato
Dirección.- Helena Pimenta
Reparto:

David Lorente.- Rebolledo
Pedro Almagro.- Escribano / Soldado 1
José Carlos Cuevas.- Villano / Soldado 2
Clara Sanchís.- La Chispa
Jesús Noguero.- Capitán Don Álvaro de Ataide
Oscar Zafra.- Sargento
Francesco Carril.- Don Mendo / Soldado / Villano
Álvaro de Juan.- Niño / Soldado / Villano
Alba Enríquez.- Inés / Villana
Nuria Gallardo.- Isabel
Carmelo Gómez.- Pedro Crespo
Rafa Castejón.- Juan
Joaquín Notario.- Don Lope de Figueroa
Egoitz Sánchez.- Rey / Pelotari / Villano / Soldado
Alberto Ferrero.-  Pelotari / Villano / Soldado
Jorge Vicedo.- Villano / Soldado
Karol Wisniewski.- Villano / Soldado
Blanca Agudo.- Soldado / Chico del tambor
Juan Carlos de Mulder/Manuel Minguillón.- Vihuela

Cantante.- Rita Barber
Guitarra.- Juan Carlos de Mulder
Música en off.- Daniel Bernaza y Fratelli Mancuso


No hay comentarios:

Publicar un comentario